Nuestro país escogió hacer un Censo de Población y Vivienda con la metodología más arcaica vigente, esto es hacerlo en un solo día en lugar de varias semanas o meses, hacerlo en papel en lugar de hacerlo con tablets, hacer la cartografía manualmente en lugar de usar imágenes satelitales. Esto último fue la razón del desastre del Censo 2017. 

El INEI hace creer a todos -desde el MEF hasta el suscrito- que se había elaborado una cartografía de mayor precisión a la que se elaboró para el Censo 2005. Es decir, que no sólo estaban todas las avenidas, calles, jirones, etc. de las ciudades del Perú con sus respectivas edificaciones georreferenciadas, sino que también en el ámbito rural se tenía un pleno conocimiento de donde vivían las personas.

La cartografía en un censo es esencial porque permite saber cuántos cuestionarios se asignan por cuadra, tantos como hogares hay; y todos recordamos que la falta de cuestionarios en las ciudades el mismo día del censo fue lo más evidente. La explicación del titular del INEI del crecimiento vertical y horizontal de las ciudades para la escasez de cuestionarios reveló claramente que no hubo una cartografía previa, a pesar de que sí fue presupuestada.

El pasado martes 20 de enero debieron entregarse los resultados preliminares del censo, y el próximo lunes 30 de abril deben entregarse los resultados definitivos. Con absoluta certeza, hoy sabemos que no habrá resultados en la fecha prevista, y los resultados que se obtengan serán de dudosa calidad por los errores materializados a lo largo de toda la ejecución del censo.

El problema práctico de esta técnica obsoleta de hacer censo cada diez años está relacionado con el gasto público. El Estado necesita conocer dónde faltan escuelas y maestros, dónde faltan hospitales y doctores, dónde faltan comisarías y policías, dónde no hay cobertura de luz, agua y desagüe, dónde mejorar carreteras en el área rural y dónde ampliar carreteras en el área urbana; así como todo el sinnúmero de actividades que el Estado ejecuta y necesita conocer dónde están las personas.

Sin la información del censo, todo el gasto público se hace al mejor saber y entender, puede haber toda la buena intención del mundo por parte del Ejecutivo, pero el infierno está empedrado de buenas intenciones. La información que tenemos para la gestión pública ya tiene 11 años de obsolescencia, lo cual no era un problema donde la movilidad social de las personas era escasa, pero ahora es un problema crítico.

Bien se dice que todo problema puede ser visto como una oportunidad. Al presente tenemos una institución como el Reniec (Registro Nacional de Identidad y Estado Civil), que ha logrado una cobertura de tenencia del DNI (Documento Nacional de Identidad) cercana a la omisión censal aceptable de 5%. Una solución al Censo de Población es empezar con los registros del Reniec, georreferenciar todas las direcciones que existen en los DNI y visitarlas todas ellas con un cuestionario demográfico.

Para el Censo de Vivienda, en realidad tenemos un satélite propio gestionado por Conida (Comisión Nacional de Investigación y Desarrollo Aeroespacial) que fotografía todo nuestro país con precisión submétrica todos los meses. Estas imágenes satelitales permiten hacer una cartografía detallada donde las direcciones del Reniec pueden ser superpuestas, y así tener información georreferenciada de todos los hogares a nivel nacional.

Con esta metodología podemos tener un conocimiento permanente de dónde están naciendo los peruanos que necesitan hospitales, dónde están creciendo los peruanos que necesitan escuelas, dónde están los ancianos que necesitan protección social, dónde estamos todos para que la dotación policial sea la adecuada.

En adición a esta información general que se puede extraer de Reniec y Conida, al presente sólo tenemos información detallada de condiciones de vida para las regiones una vez al año a través de la Enaho (Encuesta Nacional de Hogares), pero para las provincias nada tenemos a pesar de las enormes diferencias que existen entre la provincia que es cabecera regional y las otras provincias de la región.

Para incrementar la eficiencia del gasto público, es necesario retomar la Enco (Encuesta Continua) que se aplicó en 2006 en cerca de 400,000 hogares, con lo cual se tenía información urbana e información rural para cada una de las 195 provincias del Perú. La Enco se suspendió en 2007, a pesar de estar presupuestada por el capricho presidencial de efectuar otro censo de población con la metodología descrita en la Biblia.

“… (El del 2005) nunca fue un censo porque no se hizo como todos los censos, desde el censo (del Emperador Romano Augusto) que está en la Biblia en San Mateo y en el primer punto de los Evangelios exige que las personas estén en su casa para ser censadas”. (Presidente Alan García, RPP, 19-Octubre-07)

En síntesis, para evitar el despilfarro de los escasos recursos fiscales es necesario focalizar el gasto público con la mayor precisión posible. Tener dos instituciones sólidas como Reniec y Conida nos permite suplir la flagrante incapacidad del INEI, con la información existente de estas dos instituciones es posible resolver el primer problema de cuántos peruanos somos y en qué parte del país vivimos.